Boca avanzó a los octavos de la Copa Santander Libertadores al golear de local a Deportivo Táchira, que quedó eliminado en el Grupo 2; el líder tuvo como figura a Palermo, que llegó a los 200 goles en el club.
Martín Palermo clasificó a Boca Juniors a los octavos de final de la Copa Santander Libertadores con dos goles sobre el Deportivo Táchira venezolano en la victoria 3-0, el segundo de ellos el número 200 con la camiseta auriazul, en un partido que lo tuvo como figura. Y así eliminó a su rival.
A los 35 años y a dos meses de la renovación de su último contrato con el equipo más popular de Argentina, Palermo convirtió a La Bombonera en el escenario de una fiesta, en la que la multitud coreó su nombre y manifestó con varias ovaciones su reconocimiento al máximo goleador de su equipo en los últimos setenta años.
La victoria, que completó Rodrigo Palacio con el tercer tanto, la clasificación y la noche de gloria de Palermo diluyeron el malestar por el pobre rendimiento de Boca Juniors en el torneo Clausura argentino y las versiones sobre la posibilidad de que el entrenador Carlos Ischia tenga los días contados en el club.
El Táchira comenzó el partido con una mala noticia, porque a esa hora el Deportivo Cuenca ecuatoriano, con el que estaba igualado en nueve puntos en el segundo puesto del Grupo 2, ya vencía al Guaraní paraguayo en Asunción por 1-0, el peor resultado para sus aspiraciones de clasificarse.
Entonces salió a presionar a los boquenses, a atosigarlos en la mitad del campo, a buscar una ventaja temprana que lo mantuviera en carrera, pero José Granados derribó en el área venezolana al goleador Martín Palermo, que a los 13 minutos abrió el marcador de penal.
En menos de un cuarto de hora, el equipo de Carlos Maldonado comenzaba a quedar al margen de los octavos de final y no le quedaba otra opción que arriesgarse al máximo, que jugar verticalmente, con lo cual el equipo argentino tuvo más espacios para lanzarse con profundidad en continuos ataques.
A Boca le faltaba precisión para aprovechar todas las situaciones que creó en las cercanías del arquero Manuel Sanhouse y estaba más cerca de aumentar la ventaja en el marcador -con Palermo y Rodrigo Palacio al acecho- que el Táchira de conseguir el empate.
Pese a eso, y con el contrapeso de su ansiedad, la formación de San Cristóbal insistió en su búsqueda y elaboró su mejor situación para anotar a los 37 minutos, cuando Yonathan Del Valle eludió dos veces al defensor Juan Forlín, remató desde una posición inmejorable y el experimentado arquero Roberto Abbondanzieri tapó de manera providencial.
Pendientes de lo que ocurría en la capital de Paraguay, los jugadores del Táchira se enteraron a los 48 minutos de que el Guaraní había logrado el empate ante Cuenca, pero a esa altura Boca Juniors dominaba el partido en su estadio y el conjunto visitante ya no era el mismo de los primeros diez minutos.
Edgar Pérez Crespo tuvo una segunda oportunidad a los 61 pero su disparo fue neutralizado por el arquero boquense y un minuto más tarde, tras una asistencia de Palacio, Palermo anotó el segundo gol de choque, el número 200 de su trayectoria en el club, con una espectacular media chilena.
El estadio vibró con esta conquista del Loco Palermo, coronada con una ovación de varios minutos, en momentos en que el Táchira supo definitivamente que su suerte estaba echada.
En los últimos 20 minutos, Boca, multicampeón de la Libertadores, exhibió con comodidad su título de propiedad del primer puesto del Grupo 2 ante un rival apagado. El tercer tanto lo marcó Palacio, a los 80. Y el local bien pudo aumentar la cuenta.
Así, Boca entró por la puerta grande a la próxima fase, con 15 puntos sobre 18 posibles en los seis encuentros, pese a la baja de su estratega, Juan Román Riquelme, por una lesión en un pie.
En cambio, el conjunto venezolano no pudo sumarse a Caracas, que un día antes avanzó con firmeza a los octavos. Sin dudas, lo complicó mucho tener a un adversario como el Xeneize en el Grupo 2 y se despidió con tristeza.
Este partido, correspondiente a la jornada de cierre del Grupo 2, se jugó en el estadio Alberto J. Armando, La Bombonera, ante 38.000 espectadores.
A los 35 años y a dos meses de la renovación de su último contrato con el equipo más popular de Argentina, Palermo convirtió a La Bombonera en el escenario de una fiesta, en la que la multitud coreó su nombre y manifestó con varias ovaciones su reconocimiento al máximo goleador de su equipo en los últimos setenta años.
La victoria, que completó Rodrigo Palacio con el tercer tanto, la clasificación y la noche de gloria de Palermo diluyeron el malestar por el pobre rendimiento de Boca Juniors en el torneo Clausura argentino y las versiones sobre la posibilidad de que el entrenador Carlos Ischia tenga los días contados en el club.
El Táchira comenzó el partido con una mala noticia, porque a esa hora el Deportivo Cuenca ecuatoriano, con el que estaba igualado en nueve puntos en el segundo puesto del Grupo 2, ya vencía al Guaraní paraguayo en Asunción por 1-0, el peor resultado para sus aspiraciones de clasificarse.
Entonces salió a presionar a los boquenses, a atosigarlos en la mitad del campo, a buscar una ventaja temprana que lo mantuviera en carrera, pero José Granados derribó en el área venezolana al goleador Martín Palermo, que a los 13 minutos abrió el marcador de penal.
En menos de un cuarto de hora, el equipo de Carlos Maldonado comenzaba a quedar al margen de los octavos de final y no le quedaba otra opción que arriesgarse al máximo, que jugar verticalmente, con lo cual el equipo argentino tuvo más espacios para lanzarse con profundidad en continuos ataques.
A Boca le faltaba precisión para aprovechar todas las situaciones que creó en las cercanías del arquero Manuel Sanhouse y estaba más cerca de aumentar la ventaja en el marcador -con Palermo y Rodrigo Palacio al acecho- que el Táchira de conseguir el empate.
Pese a eso, y con el contrapeso de su ansiedad, la formación de San Cristóbal insistió en su búsqueda y elaboró su mejor situación para anotar a los 37 minutos, cuando Yonathan Del Valle eludió dos veces al defensor Juan Forlín, remató desde una posición inmejorable y el experimentado arquero Roberto Abbondanzieri tapó de manera providencial.
Pendientes de lo que ocurría en la capital de Paraguay, los jugadores del Táchira se enteraron a los 48 minutos de que el Guaraní había logrado el empate ante Cuenca, pero a esa altura Boca Juniors dominaba el partido en su estadio y el conjunto visitante ya no era el mismo de los primeros diez minutos.
Edgar Pérez Crespo tuvo una segunda oportunidad a los 61 pero su disparo fue neutralizado por el arquero boquense y un minuto más tarde, tras una asistencia de Palacio, Palermo anotó el segundo gol de choque, el número 200 de su trayectoria en el club, con una espectacular media chilena.
El estadio vibró con esta conquista del Loco Palermo, coronada con una ovación de varios minutos, en momentos en que el Táchira supo definitivamente que su suerte estaba echada.
En los últimos 20 minutos, Boca, multicampeón de la Libertadores, exhibió con comodidad su título de propiedad del primer puesto del Grupo 2 ante un rival apagado. El tercer tanto lo marcó Palacio, a los 80. Y el local bien pudo aumentar la cuenta.
Así, Boca entró por la puerta grande a la próxima fase, con 15 puntos sobre 18 posibles en los seis encuentros, pese a la baja de su estratega, Juan Román Riquelme, por una lesión en un pie.
En cambio, el conjunto venezolano no pudo sumarse a Caracas, que un día antes avanzó con firmeza a los octavos. Sin dudas, lo complicó mucho tener a un adversario como el Xeneize en el Grupo 2 y se despidió con tristeza.
Este partido, correspondiente a la jornada de cierre del Grupo 2, se jugó en el estadio Alberto J. Armando, La Bombonera, ante 38.000 espectadores.
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